Los jóvenes prefieren la soltería que tener compromisos de pareja así como de tener familia |
Jesús Lopez/Agencia DPA
Berlin.-"La gente
viene a Berlín a tomarse las cosas con calma. Nadie tiene ganas de asumir
compromisos ni de asentarse", responde Maggie cuando se le pregunta por
qué no tiene pareja estable. Lejos de ser una excepción, su experiencia es
compartida por millones de personas que están desarrollando nuevas formas de
compañía y de soledad en la efervescente capital alemana.
Los jóvenes tienen miedo al compromiso |
Con su población joven y
nómada y su espíritu liberal y experimental, Berlín es una mina de solteros. El
porcentaje de personas que no forman una relación fija -o ni siquiera la
buscan- va en aumento desde la caída del Muro hace 25 años. Y la tendencia ya
está alterando la cara social, demográfica y económica de la ciudad.
Maggie es parte activa de
esos cambios desde el mes pasado, cuando decidió rebelarse contra la soledad.
En su pequeño local de ropa en Neukölln, uno de los barrios más jóvenes de la
ciudad, creó un innovador "Silent-Dating": un encuentro en el que
varios solteros mantienen entre sí "microcitas" de un minuto... sin
hablar.
"Es un modo de
presentarse siendo auténtico y sin tener que impresionar al otro", explica
a la agencia dpa esta londinense instalada desde hace casi cinco años en la
capital alemana. "Me pareció que era algo que hacía falta en Berlín: un
espacio en el que poder relacionarse en persona y sin estar ebrio como en una
discoteca".
Maggie se siente bien sin
pareja, pero observa con curiosidad la dificultad para crear vínculos duraderos
en Berlín y el avance de lo "online" en las relaciones. "Cada
vez somos más independientes. Ni siquiera hacen falta amigos para el fin de
semana: basta con abrir una aplicación en el teléfono para conocer gente nueva",
reflexiona.
Como espacio anónimo y
veloz, Internet se convirtió efectivamente en el complemento ideal del
"boom" de solteros en Berlín y en la base de sus relaciones casuales
y sin compromiso.
Las opciones son
incontables: de fiestas para "singles" convocadas en Facebook a
portales de citas tradicionales como Parship, de la popular "app"
Tinder para ubicar con el teléfono a solteros en la cercanía a ideas
provocadoras como "Shop a man", web en la que los hombres son
tratados como productos que las mujeres pueden "comprar".
Hasta qué punto la
búsqueda de pareja online perdió en Berlín cualquier dejo de reparo social
queda claro en imgegenteil.de, un portal de solteros en el que cada usuario se
presenta estilizadamente en un formato de entrevista, con videos y fotos
realizados por profesionales, como un famoso en una revista de moda.
Nona, de 26 años, resume
en su perfil de Tinder la sensación de muchos ante ese panorama: "Mientras
estoy recorriendo cientos de caras, me doy cuenta de que Tinder es un buen ejemplo
del típico estilo de vida de Berlín: infinitas oportunidades para tener sexo,
cero tiempo para que a uno le importe. A los turistas les encanta. Pero creo
que Berlín está lleno de gente sola".
Las estadísticas apoyan
esa observación. La gran oferta de vías para conocerse no reduce la cifra de
solteros, sino lo contrario. El porcentaje de hogares en los que vive sólo una
persona ronda el 54,3 por ciento en Berlín, más que en ninguna otra parte de
Alemania y 1,3 puntos más que en el estudio anterior, hace cinco años.
El aumento se debe en
parte a la mayor esperanza de vida -en muchos hogares ya sólo vive un viudo- y
al aluvión de jóvenes inmigrantes del este y el sur de Europa, pero también a
una creciente masa de solteros de 20, 30 ó 40 años. Unos lo viven como una
continua decepción, otros lo celebran.
Stefan, asesor en
Relaciones Públicas de 33 años, explica que sigue soltero sencillamente porque
se siente mejor solo. "Después de una relación de diez años, llevo dos
siendo un soltero feliz. Y no tengo pensado cambiar eso por un tiempo",
cuenta el alemán a dpa. "En este momento veo muy positivo conocer a
mujeres que no quieren compromiso. Después de todo, tampoco yo estoy interesado
en tenerlo".
Una visión diferente
tiene Maria, estudiante de doctorado de 36 años. "Sí, es especialmente
difícil encontrar pareja aquí", lamenta. Nacida en Kirguistán e instalada
en Alemania desde los 15 años, se siente frustrada. "Organicé encuentros
para solteros, busqué en portales de citas, participé en eventos de cocina para
'singles'... Nada funcionó. Los hombres son aburridos y pasivos o no les
intereso".
La web de contactos
ElitePartner preguntó a más de cuatro mil personas las razones de su soltería.
"Tengo expectativas demasiado altas y no quiero compromiso" fue la respuesta
más popular, junto con "Soy más bien tímido y conozco a pocas
personas". Otras razones frecuentes fueron la concentración en el trabajo
o la carrera, sentirse poco atractivo o incluso "ganar demasiado
poco".
Tan variadas como las
causas son las consecuencias: el auge de solteros obliga a replantear fenómenos
como el envejecimiento de la población -gran problema demográfico de Alemania-
o desafíos urbanos como la oferta inmobiliaria. Y crea incluso nuevos tipos
sociales como los ya llamados "mingles" (de "mixed",
liados, y "singles", solteros), personas en una ambigua relación más
seria que una aventura pero menos comprometida que un noviazgo.
Los expertos apuntan que
también está generando una verdadera economía del hogar unipersonal.
Supermercados, agencias de viajes o aseguradoras comienzan a ampliar su oferta
a las necesidades particulares de los solteros.
Sobre todo los más
jóvenes son considerados consumidores con buen poder adquisitivo.
"Prefieren ir a un restaurante antes que cocinar y gastan más en ropa o
maquillaje porque siguen buscando pareja", explicó Norbert Schneider,
presidente del Instituto de Investigación Demográfica de Alemania, al diario
berlinés "Tagesspiegel".
El aumento de solteros es
un fenómeno compartido por otras metrópolis mundiales, donde el camino
tradicional hacia la formación de una familia se ve atacado por la
incertidumbre económica, las ansias de autonomía y crecimiento personal o los
problemas para relacionarse en el entorno más bien anónimo de la gran ciudad.
Pero la sociedad joven,
digitalizada y desprejuiciada de la nueva Berlín reúne todos los ingredientes
para llevar al extremo el fenómeno y poner a prueba sus derivaciones. La
capital alemana es un laboratorio en el que asomarse al futuro, también a nivel
social.
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