La historia del hombre rico y Lázaro. |
*Epulón era un hombre rico y Lázaro era un mendigo lleno de ulceras que se sentaba en la puerta de su casa para saciarse de las migajas que caían del suelo de la mesa del rico. Con el pasar del tiempo el mendigo murió y fue llevado por los ángeles a la posición del reino. También el rico murió y fue sepultado. Y en el Hades del tormento Epulón alzo los ojos mientras existía en el tormentoso infierno y vio de lejos a Lázaro y Abraham de modo que llamo a Abraham y le dijo “ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua”, Libro de Lucas 16: 19-24. |
Jesús López Sandoval
El hombre rico y Lázaro es una forma de ejemplificar lo que puede
ser la vida después de la muerte comparándola con la vida real. El pobre
Lázaro es ejemplo de aquellos que no tienen nada: que son desposeídos, muchas
veces explotados y que tienen que conformarse con las migajas que caen de la
mesa de los ricos o de aquellos que muy “generosos” comparten lo que les sobra.
La figura del
rico Epulón es modelo de aquellos que piensan que al tenerlo todo, lo que
satisface sus necesidades materiales, tienen también seguro una vida de placer
en el reino de los cielos, incluso algunos hasta llegan a decir o (presumir)
que tienen riquezas y comodidades porque están bendecidos por el señor de los
ejércitos, pero se les olvida que si así fuere les haría compartir.
No las
miserias, sino aquello que es muy elemental para sobrevivir como enseña el
evangelio o aquella pobre viuda que compartió de lo poco que ella tenía. Este
pasaje evangélico debe ser un llamado para los que viven cómodamente
derrochando el dinero mal habido y que seguramente no es totalmente de ellos.
No se debe
olvidar que sobre toda propiedad privada pesa una gran hipoteca social porque
muchos capitales parecen gotear el sudor o la sangre de la frente del
trabajador explotándolo, al que no les pagan bien o el que siempre están
buscando la manera de pagarle lo menos posible o violando sus derechos
laborales.
El Teólogo
Mexicano Marco Antonio Jiménez Olan manifestó en entrevista que la
segunda lectura del pasaje bíblico de Lucas hace referencia a la división muy
conocida entre el cielo y el infierno y entre los vivos y los muertos.
El evangelio indica
que muchos tipos de vida suntuosa y derrochadora no son bien vistos por el
padre de todos porque mientras unos tienen para vivir de esta forma, otros
luchan por sobrevivir y si no se es capaz de compartir con el desposeído, luego
entonces, no se podrá compartir con ellos el reino de los cielos, así que
las riquezas parecen ser sinónimo de una gran puerta ancha y de comodidades y
la vida de los pobres tiene similitud con la vida desprendida con los que se
van con la puerta angosta y estrecha.
Como colofón, se
puede decir que el rico Epulón no enseñó la necesidad de compartir con todos
aunque se vean feos, sucios, desarrapados, etc… y a su vez los pobres hoy que
no tienen nada, deben seguir luchando por conservar una vida de honestidad y
compasión hacia su prójimo porque tampoco es seguro que los desposeídos puedan
llevar al reino de los cielos sino guardan el espíritu del evangelio de
Jesucristo que decía: “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
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