Este pasaje del evangelio
de Mateo presenta la parábola del sembrador quien salió a sembrar sus granos
pero algunos cayeron en tierra reseca, otros sobre piedra y otros más en tierra
fértil de manera que al paso del tiempo los granos que cayeron en tierra reseca
crecieron muy poco y se fueron secando ante la falta de agua, los que cayeron
sobre piedra tampoco crecieron porque el sol cayó sobre ellos y los seco, en
cambio las que cayeron en tierra fértil crecieron y dieron fruto, y así es como
la palabra del divino maestro llego a los hombres, cayendo alguna vez en un
corazón cerrado en el cual nunca crecerá la semilla.
En otras ocasiones la palabra
llega al corazón del hombre como si cayera en tierra reseca, esto es, que la
persona la recibe y la toma con gusto, pero las preocupaciones diarias pronto
la hacen olvidarse de ella, de manera que tampoco darán fruto.
Sin embargo, la que cae en
tierra fértil es semejante al hombre que recibe la palabra del maestro en un corazón
abierto, disponible y comprometido, preocupándose de que esta palabra no se
quede solamente en el o ahí sino que crezca y llegue a otros de manera que esta
semilla se dé fruto.
Al terminar esta parábola, Jesús
sentenció el que tenga oídos, que oiga, por lo cual los apóstoles le
presentaron la razón por la que él emitir los mensajes a través de parábolas a
lo que él respondió: A ustedes le está permitido conocer los secretos del reino
de los cielos pero en cambio a ellos, no.
¿Qué quiso decir Jesús a ustedes si y a ellos no? A ustedes si porque
han tenido apertura y han aceptado el mensaje del enviado de los cielos y se han
comprometido con él, así también a los que escuchan la palabra lo hacen con un
corazón abierto el mensaje da frutos pero no así en aquellos que llenos de
soberbia y considerándose los dueños de la ley cierran su corazón y no escuchan
el mensaje.
Dicho de forma sencilla a través
de ejemplos cotidianos (parábolas), muchas veces en eso nos convierte, en
dueños de un corazón cerrado que parece tierra reseca o llena de piedras por lo
cual nunca el evangelio extenderá sus raíces en lo profundo de nuestro ser y dará
fruto.
En el mensaje se puede sacar con
mayor provecho para nosotros es el de considerarnos bien aventurados de que el
maestro de Nazaret dejara parábolas sencillas para las mentes obtusas, con
la intención de que por muy cerrado que se este de entendimiento, se puede comprender el mensaje de amor de Jesús que sigue invitando cada día a ser
tierra fértil para que la semilla del bien germine de frutos y de ella se
alimenten nuestras intenciones y nuestras acciones que transformaran nuestra
realidad.
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