lunes, 7 de mayo de 2018

EL QUE TIENE OIDOS, QUE OIGA: SERMON DE JESUCRISTO REGISTRADO EN EL EVANGELIO DE MATEO.




Jesús   López  
    Este pasaje del evangelio de Mateo presenta la parábola del sembrador quien salió a sembrar sus granos pero algunos cayeron en tierra reseca, otros sobre piedra y otros más en tierra fértil de manera que al paso del tiempo los granos que cayeron en tierra reseca crecieron muy poco y se fueron secando ante la falta de agua, los que cayeron sobre piedra tampoco crecieron porque el sol cayó sobre ellos y los seco, en cambio las que cayeron en tierra fértil crecieron y dieron fruto, y así es como la palabra del divino maestro llego a los hombres, cayendo alguna vez en un corazón cerrado en el cual nunca crecerá la semilla.
    En otras ocasiones la palabra llega al corazón del hombre como si cayera en tierra reseca, esto es, que la persona la recibe y la toma con gusto, pero las preocupaciones diarias pronto la hacen olvidarse de ella, de manera que tampoco darán fruto.
  Sin embargo, la que cae en tierra fértil es semejante al hombre que recibe la palabra del maestro en un corazón abierto, disponible y comprometido, preocupándose de que esta palabra no se quede solamente en el o ahí sino que crezca y llegue a otros de manera que esta semilla se dé fruto.
¿Qué quiso decir Jesús a ustedes si y a ellos no? A ustedes si porque han tenido apertura y han aceptado el mensaje del enviado de los cielos y se han comprometido con él, así también a los que escuchan la palabra lo hacen con un corazón abierto el mensaje da frutos pero no así en aquellos que llenos de soberbia y considerándose los dueños de la ley cierran su corazón y no escuchan el mensaje.
   Dicho de forma sencilla a través de ejemplos cotidianos (parábolas), muchas veces en eso nos convierte, en dueños de un corazón cerrado que parece tierra reseca o llena de piedras por lo cual nunca el evangelio extenderá sus raíces en lo profundo de nuestro ser y dará fruto.
  En el mensaje se puede sacar con mayor provecho para nosotros es el de considerarnos bien aventurados de que el maestro de Nazaret dejara parábolas sencillas para las mentes obtusas, con la intención de que por muy cerrado que se este de entendimiento, se puede comprender el mensaje de amor de Jesús que sigue invitando cada día a ser tierra fértil para que la semilla del bien germine de frutos y de ella se alimenten nuestras intenciones y nuestras acciones que transformaran nuestra realidad.

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