Jesús López Sandoval
Según este texto bíblico, el día
simboliza la presencia de Jesús, el tiempo de Jesús, cuando se debe trabajar,
hacer toda acción porque cuando llega la noche (que simboliza el tiempo de las
tinieblas), no es el momento adecuado para laborar porque el que anda en las
tinieblas tropieza y cae.
En el evangelio de San Juan puede encontrarse muchos elementos que son
tomados para mostrar la dualidad de las cosas: el bien- el mal, como en este
caso día-noche, luz-tinieblas, Jesús- ausencia.
Estas figuras que toma el evangelista sirve para mostrar pedagógicamente
la contradicción de estar con Jesús o contra él. De ahí que en versículo 5 se
indica que el día es el tiempo en el que Jesús esta en este mundo, al que él
ilumina con su presencia y las obras de aquel que lo envió.
Concluyendo que él es realmente
la Luz del Mundo, enviándonos el mensaje de que nosotros somos como la cinta reflejante
que proyecta la imagen o luz de ese Jesús cuando vive en nuestros corazones.
Según el evangelio, Jesús cuando
no está en el corazón del hombre, es decir, cuando esta persona no hace las
obras de aquél que lo envió (Jesús), simplemente es como un foco fundido que no
sirve para generar luz y por lo tanto es espacio propicio para las tinieblas.
La simbología que utiliza San
Juan en estos dos versículos, encierra una gran enseñanza que debe enseñarnos a
los laicos y ministros consagrados a mirar si en verdad se hacen las obras que
nos encomendó aquél que nos envió.
Por lo cual seremos la luz del mundo como nuestro maestro o caso
contrario, si reconocemos que estamos en las tinieblas acerquémonos a la luz
para transformar este mundo en tanto dura este día, que es el día del señor.
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