Jesús López Sandoval
Ciudad de México, julio 18.-Era el 18 de julio del año de 1872 y el
reloj marcaba las once de la noche y el presidente Benito Juárez se encontraba
acostado en su recamara del Palacio Nacional, que da con la antigua calle de la
Moneda en la Ciudad de México.
Desde hace tiempo padecía del
corazón y esta dolencia minaba en silencio su naturaleza física, donde la
ausencia de su compañera de toda la vida, Margarita Maza, su esposa, volvía más
triste su vida a raíz de su fallecimiento reciente.
La soledad de no contar con su pareja de toda la vida minaba su salud,
que aún así trabajaba largas horas como jefe del ejecutivo federal no
quebrantaba su voluntad de gobernar este país. Era el 18 de julio de 1872, el
último día de su vida y aunque era un hombre de fuerte presencia, metódico y
disciplinado, trabajaba con tesón en la reconstrucción del país, pensaba que la
república debía defenderse de la dictadura y el centralismo con la
consolidación de las instituciones para mantener la libertad y la paz que eran
los propósitos de su gobierno.
Llave del féretro donde se encuentran los restos de Don Benito Juárez en el panteón de San Fernando en México. |
...Pero el corazón no avisa
cuando va a fallar, ya eran casi las 11:25 de la noche del 18 de julio de 1872,
Juárez se había quejado de un fuerte dolor en el pecho que fue empeorando con
el paso de las horas y se encontraba acostado tranquilamente en la cama de su
alcoba, casi pegada a la ventana de la calle de la Moneda del Palacio Nacional.
Se encontraba recostado sobre su
lado izquierdo, su cabeza descansaba sobre su mano, no volvió a hacer
movimiento alguno y justo cuando faltaba media hora para que terminara esta
fecha, sin agonía, exhaló el último suspiro. Ya eran las 11:30 de la noche. ¡El Presidente Juárez ha Muerto!
Vitrina donde se encuentran apuntes del Presidente así como la copia de la máscara mortuoria vaciada de la original de yeso que se le tomó minutos después de su muerte. |
Tomando aire y encogiéndose de hombros, su médico de cabecera, el doctor
Alvarado, en una frase corta resumió este pasaje histórico: ¡Aquí terminó todo!
A la muerte de
uno de los mejores presidentes que ha tenido México, la sociedad mexicana de la
época se conmocionó con la noticia. El cadáver del presidente Juárez estuvo
expuesto en el salón de embajadores del Palacio Nacional los días 20, 21 y 22
de julio donde la ciudadanía acudió a presentar sus condolencias.
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