SU HISTORIA ES MUESTRA QUE CUANDO SE QUIERE HACER ALGO, SE PUEDE. |
Jerome Jarre, le dirán, es un joven de 24 años de
edad originario de Francia que se ha vuelto famoso haciendo videos cómicos de
seis segundos en Vine, donde tiene 8 millones de seguidores. Los Vines incluyen
a Jarre caminando hacia extraños en la calle y abrazándolos, o pasando el
tiempo con su mejor amigo, una ardilla – aunque al decirlo en inglés,
“squirrel”, lo pronuncia “sqiw-well” con su acento francés.
Las grabaciones de sus escenas han sido vistas
más de mil millones de veces en Vine. Es tan famoso que, cuando organizó
recientemente una reunión en São Paulo, Brasil, la policía antimotines fue
llamada para contener a la multitud de miles de personas.
Lo que pocos adolescentes saben sobre Jarre, sin
embargo, es que, aunque su estrellato comenzó en 2013, hasta el verano pasado
era esencialmente una persona sin hogar en Nueva York, que dormía
subrepticiamente en el piso de una oficina y usaba un letrero promocional de
una empresa incipiente como cobija. Se duchaba en un gimnasio cercano, teniendo
acceso a él solo porque la joven detrás del mostrador lo reconocía de sus
videos, y que hurgaba en busca de las sobras de otras personas.
Jerome
Jarre nació en Albertville, una pequeña localidad en la campiña francesa, y fue
criado por su madre soltera, Agnès Jarre. En agudo contrate con su personaje en
línea, dijo su madre en una entrevista telefónica, “el joven Jerome era
tranquilo, tímido y constantemente víctima de hostigamiento. Pero siempre era feliz”.
Añadió
que su hijo tenía un fiero espíritu emprendedor, lo cual lo llevó a dejar la
universidad a los 19 años, contra los deseos de su madre, y partió hacia China,
y luego a Toronto, tratando de iniciar una media docena de compañía que
fracasaron.
“A lo largo de todo esto, sentí como si no
tuviera propósito; estaba totalmente perdido”, me dijo Jarre en una entrevista
reciente en su departamento cerca de Union Square en Nueva York. “Mi socio de
negocios Chris Carmichael, con quien me había mudado a Toronto, me decía
continuamente que encontrara mi propósito en la vida”.
Luego, un día, una extraña aplicación llamada
Vine fue lanzada. Jarre la descargó por capricho y supo de inmediato que había
algo ahí. Al principio, los videos de seis segundos que publicaba en Vine eran
tan aburridos como los de todos los demás: una imagen de una mesa de billar,
una vela titilando. Y luego una noche en un bar de Toronto, mientras estaba en
el baño, sacó su teléfono e hizo un baile tonto frente al espejo.
“Para cuando regresé a mi asiento, tenía 16 'Me
gusta’”, dijo. “Me asombro mucho que 16 personas a las que no conocía hubieran
visto y les hubiera gustado mi video”.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que entre
más tontos sus fragmentos de video, más personas los disfrutaban.
Después de su última empresa incipiente, Atendy,
un servicio de planificación de eventos, fracasara en 2013, Jarre compró un
boleto de autobús sencillo a Nueva York, llegando con 400 dólares a su nombre.
No
tenía perspectivas de empleo, y todo lo que poseía estaba metido en dos maletas
pequeñas. Hablaba un inglés entrecortado, el cual había aprendido solo
principalmente escuchando el audiolibro “Crush It!” de Gary Vaynerchuk, sobre
cómo convertir un pasatiempo de redes sociales en un negocio.
A
diferencia de otros veinteañeros que llegan a la ciudad en busca de realizar un
sueño, Jarre no pensaba que necesitara un servicio becario, o incluso un lugar
para vivir, para triunfar. Todo lo que necesitaba era un Smartphone con una
cámara al frente.
“Me
despertaba cada mañana y pasaba todo el día en la calle haciendo Vines”, dijo.
“La mayoría de los días terminaba con un Vine grandioso, pero algunos días
terminaba el día sin nada que publicar”.
Su
trabajo duro pronto rindió frutos, aunque no necesariamente en términos
monetarios. Un video que publicó preguntando “¿por qué todos le temen al amor?”
se volvió viral, y le pidieron que apareciera en el programa de entrevistas
“Ellen”.
Su
cuenta de Vine empezó a acumular seguidores por decenas de miles cada día.
A partir de ahí, todo creció como una bola de
nieve.
Una forma de describir la vida de Jarre ahora es
pensar en los Beatles en los años 60, cuando montones de mujeres gritaban al
solo ver a la banda.
Eso
quizá parezca una exageración, pero cuando dio un paseo con él por Union Square
la semana pasada, fue detenido por adolescentes que gritaban rogando tomarse un
autorretrato con el francés de 1.90 metros de altura. Algunas chicas lloraron;
otras proclamaron que “no podían respirar” simplemente por verlo. Durante una
vuelta al parque, fue detenido más de 50 veces.
Lo
que hace que Jarre sea tan amado por sus fanáticos (le gusta llamarles
“amigos”, diciendo que “fanáticos” suena demasiado jerárquico) es que es
incesantemente positivo. Rara vez hay una foto o video de él en el cual no esté
sonriendo de oreja a oreja. Los mensajes que expone – en ocasiones en videos,
otras veces todo en mayúsculas – están destinados a inspirar a los niños que
han sido hostigados o son inseguros.
“Pasa tu vida haciendo cosas extrañas con
personas raras”, tuiteó recientemente.
En otro tuit dijo: “La mejor manera de
multiplicar tu felicidad es compartirla con otros”.
Aunque estas misivas podrían parecer quijotescas
a los adultos, los adolescentes las devoran. Durante una de nuestras reuniones,
Alexis, una joven adolescente con calcetines dispares y cabello rosado, corrió
hasta Jarre y le rogó que fuera al baile de graduación con ella.
“Lo veo con admiración en todos sentidos”, me
dijo. “Es mi mejor amigo”.
El fondo de su Smartphone era una cita de él.
Después de hacer una pausa de la agencia
publicitaria que ayudó a iniciar, apartarse de Vine, y viajar por unos meses,
Jerome regresó a Nueva York el 31 de diciembre, esta vez con objetivos más
grandiosos de ganar un millón de dólares.
Recientemente, inició una especie de espectáculo
en Snapchat bajo su cuenta personal Jerome Jarre, que es parte un programa de
entrevistas, en parte un proyecto de arte y en parte una charla motivacional
para sus millones de seguidores. Robert de Niro, quien grabó su primer video de
Vine con Jarre durante el Festival Cinematográfico de Tribeca el año pasado, y
se asombró por la atención que atrajo, está ofreciendo espacio de oficinas para
el programa de Snapchat. Una mera mención de algo en su canal de Snapchat puede
volverse rápidamente un tema de tendencia mundial en otras redes.
En un viernes reciente, Jarre desafió a quienes
lo estaban viendo a dejar de tratad de tomar autorretratos perfectos en línea,
y publicar más bien autorretratos feos. Para el final del fin de semana, había
más de 120 mil autorretratos feos etiquetados con su nombre o el hashtag
#UglySelfieChallenge.
“Todos están buscando un propósito en la vida”,
dijo mientras caminaba por Nueva York. “La razón de que todos vayamos al cine,
o entremos a Internet, es porque no hemos encontrado un propósito todavía.
Siempre estamos preguntándonos por qué estamos aquí. Pero he aprendido que
tenemos que crear ese propósito para nosotros mismos”.
Cuando le pregunté si finalmente había encontrado
su propósito, se mostró tímido por primera vez. Luego, una adolescente se
acercó corriendo y le dio un abrazo sofocante.
“Mi propósito”, dijo, “el cual finalmente
encontré gracias a las redes sociales, es ayudar a todas estas personas a
encontrar su propósito”.
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