La abuela Ramona, Rosa Maria Jimenez cuenta con 98 años de edad. |
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La abuela Ramona: mas de medio siglo de
ayudar a mucha gente a "ver por primera vez la luz del mundo", en su
trabajo como partera.
Jesus López Sandoval
Comalcalco, Tabasco, Mayo 09.-A sus 92 años,
la abuela Ramona, como conocen cariñosamente a la señora Rosa María Jiménez
Pérez a atendido como partera a ver la luz del mundo a cuatro generaciones de
personas en la Ranchería Independencia de este municipio, desde el año 1952 en
que primero ayudaba a su marido que era partero y tras el fallecimiento de este
se encargo de atender a las mujeres de esta comunidad.
Siempre acompañada de su hija
así como de nietos y bisnietos, la nonagenaria responde una a una las pregunta de Noticias en Linea de Tabasco.
Siempre con una sonrisa recuerda que atendió el
parto de sus hijas, nueras, nietas, bisnietas, prácticamente los habitantes que
tienen más de 50 años de edad, ella los ayudo a ver por primera vez la
luz del mundo, “por eso todos me dicen abuela Ramona”, recuerda con un esbozo
de sonrisa.
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Aqui la señora Rosa Maria Jimenez acompañada por nietos y bisnietos. |
En la actualidad pese a que no
tiene esa actividad motriz en su cuerpo que todavía tenía hace alrededor de 10
años, todavía recibe pacientes a quienes la visitan para que les dé una
tallada en su abdomen, “el tallado es porque les duele la panza y requiere que
se le acomode al bebé, a veces lo traen atravesado o sentado, no de cabecita
como debería estar para cuando esta cerca la hora del trabajo de parto”.
Recomienda que a partir del
segundo al tercer mes deba comenzar a tallarse a la futura mamá para que la
criatura en formación se vaya acomodando bien, hacia abajo y sea parto
natural. “Recuerdo que en mi tiempo si un niño venia atravesado, de pie o
sentado se podía acomodar con tiempo y nacer bien la criatura”.
¿Cual es su mayor satisfacción señora después
de más de medio siglo de haber atendido a tanta gente a nacer?... Sin
meditar mucho la pregunta contesto: “a que la gente de todas las edades
cuando pasan por mi casa se acerquen a saludarme, niños y grandes me
dicen cariñosamente “¡como esta abuelita Moncha!”, esa es la mayor
satisfacción, siempre se acercan a saludarme, puntualizo la entrevistada.
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