"Si tu ojo te esta haciendo tropezar, cortátelo y echalo de tí, mejor te es entrar en la vida manco o cojo que con dos manos. Mateo 5:17-30 |
Por Jesús López Sandoval
La frase de Jesús si tu ojo te es ocasión de pecado sacártelo, lo
mismo que si el brazo, cortártelo, porque es mejor que entres sin ninguno de
tus miembros al reino de los cielos.
Esto es a partir del
discurso en donde inicialmente hace referencia al hecho de que si un hombre
mira a una mujer y la codicia, con ello ya peco en su corazón, directamente
esto hace referencia al pecado de la lujuria, que es propia de las personas que
todo lo van relacionándolo con el sexo, por supuesto que la expresión de Jesús
no debe ser tomada de manera literal sino metafóricamente.
Lo que indica que siempre
será mejor apreciar la valía de nuestro cuerpo contando con todos nuestros
miembros porque el temor de perder uno de ellos nos debe hacer recapacitar de
lo que vale el cuerpo para cada uno, por lo tanto, así como respetamos el nuestro,
que lo cuidamos y apreciamos, así veamos el físico de los demás, y apreciarlo y
valorarlos como lo seres humanos que somos (hombre y mujer), como una dignidad
que debe ser respetada y valorada.
En un primer momento se
puede decir que el texto hace referencia al pecado de la lujuria, que se da en
el momento en que el hombre o la mujer miran a alguien del otro sexo y se
recrea mentalmente codiciando(a) sexualmente lo que conlleva a llevar en muchas
ocasiones a la persona al pensamiento a la obra, atentando en contra de la otra
persona.
Pero no es exclusivo de la
lujuria el mensaje de este texto bíblico cuando indica que sería bueno sacarse
el ojo, cortarse el brazo en referencia a cualquier falla o pecado, esto es,
que dentro de nosotros mismos está la posibilidad enmendarnos cuando reparamos
en lo doloroso y trágico que sería perder uno de nuestros miembros.
Y si así valoramos esa
pequeña parte de nuestro físico debemos valorarnos todo física y
espiritualmente, de ahí que el maestro de Nazaret nos pide sacrificar algo de
nosotros a cambio de tener la total satisfacción al final de nuestra
existencia.
Para el Teólogo Marco Antonio Jiménez Olán no se trata de
cortar o perder alguno de nuestros miembros sino de valorarnos y valorar también
el cuerpo físico de aquella persona a la que en algún momento pudiéramos
codiciar.
Indicó que es natural que nuestra vista
contemple toda la belleza natural y por supuesto el atractivo físico de
alguien, pero bien podemos admirarlo y apreciarlo como la más excelsa obra que
el padre ha hecho por nosotros.
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