jueves, 22 de noviembre de 2018

CUANDO LOS FRIJOLES SE VUELVEN UN PROBLEMA DE SEGURIDAD NACIONAL


Miriam, la Hondureña tuvo que pedir una disculpa a los mexicanos, "estoy muy angustiada", dijo.

Por Jesús  López Sandoval
    La experiencia de la hondureña al comentar que un día en los albergues de Tijuana le dieron de almorzar frijoles con tortillas y  comentó: “yo ni siquiera como frijol, en mi pueblo se los damos a los chanchos (cerdos)”, sus palabras se virilizaron en las redes sociales y creo prácticamente un problema de seguridad nacional.
   Este comentario de una centroamericana, de los miles que han ingresado a la república mexicana, genero molestias porque estas personas habían sido bien vistas en su interés de emigrar de su país buscando “el sueño americano”, la actitud del mexicano cambio en torno a ellos.
Los frijoles son sabrosos, tienen fibra y no contienen colesterol.
    En mi recorrido por la zona de la chontalpa me encontré a unos hondureños en la entrada del municipio de Jalpa de Méndez y en los topes donde suelen ponerse a pedir dinero, se me acerco uno de ellos y me dijo familiarmente: “¡Tío!, yo si como frijoles, apóyeme con un pesito, no somos como esos compatriotas que jalan la vaina”.
Quizás ellos no lo saben, pero los frijoles son fuente de carbohidratos complejos, proteína, vitamina, minerales, fibra y tienen un bajo contenido en grasa y por ser un alimento de origen vegetal no contienen colesterol y  ¡Hum, son bastantes ricos!
    Todavía tengo fresco en la memoria cuando era niño, mi madre freía unos frijoles con manteca, ¡riquísimos!, era una delicia para el paladar, en algunas fechas cuando nos reuníamos toda la familia, porque varios de mis hermanos vivían afuera de Tabasco, por trabajo o estudio, preguntaba a todos: “Quieren caldo de res o de pollo que hay en el refrigerador”, todos al unísono decíamos queremos tus ricos frijoles.
   A través de la historia, esta legumbre, frijol y lenteja, han sido motivo de polémica. Con este guisante,  Esaú, hijo de Isaac, uno de los grandes patriarcas del pueblo de Israel, vendió su primogenitura a Jacob. Esaú era el hijo consentido porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.
   Pero un día cansado Esaú volvió del campo y le rogó a su hermano que le diera un plato de este grano y Jacob le contestó que sí se lo daba pero a cambio de su primogenitura, y juraron que cedería a ser el primero de la familia y así menospreció el mayor de los hermanos esta importante posición.




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