Bienaventurado el hombre que tiene Hambre y sed de Justicia |
Jesús López Sandoval
En este texto bíblico que
forma parte de la bienaventuranza expresada en el evangelio de San Mateo, hay
mucha tela de donde cortar, tanto en la expresión literal como en la
interpretación bíblica.
Dos palabras se manifiestan las necesidades
humanas: hambre y sed, además de necesidades físicas, naturales y de total
importancia porque si no se satisface hay deterioro en los individuos.
Hambre, quizás una de las dos necesidades que
puede soportarse un poco más que la sed porque se puede lograr la abstinencia,
pero en ningún momento evitar la ingesta de líquidos por lo cual es inhumano
que alguien pueda físicamente de estas mencionadas.
También aparece el concepto de justicia que es
la posibilidad de dar a cada quien lo que le corresponde, caso concreto al
hombre en su dimensión de ser humano.
El hijo amado del padre también
conocido como el justo rey considera bienaventurado al hombre que siempre tiene
ese tipo de sed, esto es, llamar felices a quienes preocupados por el bienestar
de sus hermanos busca siempre que esta justicia llegue ante los sistemas políticos,
económicos, sociales y culturales que sojuzgan y condenan a los más pobres, débiles,
desprotegidos y son la presa fácil de manipulaciones que evidentemente soslayan
su dignidad.
Cuando el hombre es el lobo del hombre, el
cristiano o seguidor de este justo rey, debe manifestarse proclamando esa sed y
hambre del justo reparto de los bienes a fin de que nadie padezca de lo mínimo
necesario para vivir de acuerdo a su dignidad de seres humanos.
Aquí nos viene
a la memoria el texto bíblico de Mateo 20:25 en la que hace referencia a la
postura que toman aquellos jefes de las naciones que considerándose sus dueños
los tiranizan y los oprimen, con lo cual los discípulos no pueden consentir y
deben por lo tanto levantar su voz por aquellos que no la tienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario