El apóstol Juan en compañía de la virgen Maria, madre de Jesús acompañándolas en la dura prueba de la muerte del nazareno |
Según los estudiosos, el apodo o sobrenombre puesto por Jesús al apóstol Juan y su hermano Santiago puede tener doble origen, uno hace referencia a la entrega y apasionamiento de los hijos de Zebedeo, como lo ilustra Lucas en su evangelio, Jesús había decidido ir a Jerusalén y en su paso por el trayecto a Samaria quiso quedarse a descansar en uno de estos pueblos enviando a los hermanos Boanerges o “hijos del trueno” para pedir alojamiento.
Pero como Samaritanos y Judíos estaban irreconciliables no los recibieron y Jesús recibe la queja de parte de ellos quienes de inmediato le preguntaron “Señor, si quiere podemos hacer bajar fuego del cielo”, demostrando con esto los hermanos el enojo porque entre los Samaritanos Jesús no pudo encontrar habitación para descansar y con esta frase el ímpetu aflora, por lo cual el nazareno tuvo que reprenderlos.
Ya también, en otra ocasión, estos hermanos habían tomado una decisión que le presentaron a Jesús cuando él los envió a predicar de dos en dos: “Señor, encontramos a uno que en tu nombre expulsaba a los espíritus pero como no anda con nosotros se lo impedimos,”, por lo cual Jesús vuelve a reconvenirlos: “No se los prohíban porque nadie que predica en mi favor puede estar en mi contra”.
Jesús le puso apodos a los hijos de Zebedeo. "Boanerges", al apostol Juan y a su hermano Santiago. |
A lo que el maestro le responde que eso no le corresponde a él sino al padre y les pregunta a ellos si serán capaces de beber en el cáliz que el tomara y por supuesto que los dos hijos de Zebedeo responden que sí, respuesta que da pie a pensar que los evangelios interpretaron que el sobrenombre Boanerges describe la misión de ellos de hacer de su vida lo que Jesús hizo de la propia.
Se dice de Juan el Evangelista que fue discípulo de Juan el bautista de quien aprendió su espiritualidad y el contacto con Jesús puede elevarse aún más de manera que se le catalogo el evangelio más profundo y espiritual y es quien hace la diferencia de los maestros de aquél tiempo. Los discípulos escogían a sus maestros pero Juan dice de Jesús ustedes no me eligieron a mi, fui yo quien los elegí a ustedes, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure para siempre. Lucas: 9: 55-59.
Salome, la madre de los apóstoles Juan y Santiago intercediendo ante Jesús para que sus hijos estén en la gloria, uno a su derecha y el otro a la izquierda. |
Dicho de otra manera, el Bautista trabajo la tierra y Jesús de Nazaret sembró la mejor semilla, que es la que permite remontarse a las alturas y ver a Jesús como el amigo que da la vida por sus amigos.
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