Jesús es bajado del madero apoyado con una sabana y después preparar el cuerpo con yerbas para el sepulcro. |
Jesús López Sandoval Segunda y última parte.
José de Arimatea es muy poco mencionado en los evangelio, principalmente de Lucas, Mateo quienes recuerdan la loable labor de pedir el cuerpo del hombre mas grande de todos los tiempos en lo que fue sus últimas horas de vida.
José de Arimatea enseño que el arrepentimiento nunca es tarde y que a través de el se comparte el sepulcro en la misma carne de Jesús, esperando resucitar juntamente con él.
Para el Teólogo Marco Antonio Jimenez Olan, el oriundo de la región bíblica de Arimatea, al igual que Nicodemo, era un personaje que consideraban a Jesús alguien especial pero no podían
reconocerlo abiertamente por temor a las represalias considerando el cargo
público que ostentaba.
Indico que es coincidente el hecho de que al nacer
Jesús recibe la ayuda de un José (el carpintero) y al finalizar su vida
terrenal por éste, José (de Arimatea). Se cuidó muy bien José mientras Jesús
estuvo vivo para que se le relacionara con él, sin embargo, al verlo morir en
esas condiciones decidió salir del anonimato e ir ante Poncio Pilatos para
pedirle el cuerpo del colgado en el madero, mismo que le fue entregado después
que el procurador romano se enteró de la muerte de Jesús.
José de Arimatea ayudo a bajar el cuerpo ya sin vida
del nazareno, seguramente al tenerlo en sus brazos y mirar el resultado de la
maldad humana decidió dar algo que es mucho de sí mismo, pero no solo otorgo el
espacio sepulcral sino que decidió exponerse a recibir las sanciones de
aquellos que por odio y envidia dieron muerte al autor de la vida.
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