jueves, 18 de mayo de 2017

TRAS LA MUERTE DE JESUCRISTO, JOSÉ DE ARIMATEA ENSEÑO QUE EL ARREPENTIMIENTO NUNCA ES TARDE

Jesús es bajado del madero apoyado con una sabana y después preparar el cuerpo con yerbas para el sepulcro.
Jesús    López    Sandoval    Segunda y última parte.

    José de Arimatea es muy poco mencionado  en los evangelio, principalmente de Lucas, Mateo quienes recuerdan la loable labor de pedir el cuerpo del  hombre mas grande de todos los tiempos en lo que fue sus últimas horas de vida.
     José de Arimatea enseño que el arrepentimiento nunca es tarde y que a través de el se comparte el sepulcro en la misma carne de Jesús, esperando resucitar juntamente con él.
     Para el Teólogo Marco Antonio Jimenez Olan, el oriundo de la región bíblica de Arimatea, al igual que Nicodemo, era un personaje que consideraban a Jesús alguien especial pero no podían reconocerlo abiertamente por temor a las represalias considerando el cargo público que ostentaba.
     Indico que es coincidente el hecho de que al nacer Jesús recibe la ayuda de un José (el carpintero) y al finalizar su vida terrenal por éste, José (de Arimatea). Se cuidó muy bien José mientras Jesús estuvo vivo para que se le relacionara con él, sin embargo, al verlo morir en esas condiciones decidió salir del anonimato e ir ante Poncio Pilatos para pedirle el cuerpo del colgado en el madero, mismo que le fue entregado después que el procurador romano se enteró de la muerte de Jesús.
     José de Arimatea ayudo a bajar el cuerpo ya sin vida del nazareno, seguramente al tenerlo en sus brazos y mirar el resultado de la maldad humana decidió dar algo que es mucho de sí mismo, pero no solo otorgo el espacio sepulcral sino que decidió exponerse a recibir las sanciones de aquellos que por odio y envidia dieron muerte al autor de la vida.
    



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