Fue tanta la duda del apóstol Tomás que introdujo su dedo indice en un costado del cuerpo de Jesús |
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Por Jesús López Sandoval
Es que según se narra, el señor
Jesucristo después de resucitar se apareció primero a algunas mujeres y
posteriormente a sus apóstoles, quienes al verlo no objetaron nada en contra,
esto es que ante la evidencia no se podría negar, mostrándose como un necio,
caso contrario con la actitud de Tomás, uno de los apóstoles que no lo había
visto.
Y que realmente no tenía por
qué creerlo si él era considerado un elegido al igual que muchos de sus
compañeros, además de que los otros si tuvieron antes la oportunidad de tratar
al resucitado, de ahí la resistencia natural del hombre. ¿Porque creer en lo
que no se ve?.
Por suerte para él y como dice
el texto bíblico, también para nosotros, Jesús se vuelve aparecer ante los apóstoles.
Estando ya entre ellos, Tomás al que Jesús le invita acercarse para que meta su
dedo en las heridas de sus manos y su mano en la herida del costado.
Con lo cual Tomás tendría la
evidencia más clara de que ese Jesús resucitado, es el mismo al que muchos
vieron morir en el madero después de tantos sufrimientos para llegar al monte calvario.
Jesús aprovecha para sacar la
enseñanza y el mensaje que a todos les ha llegado, el ser personas creyentes
por el testimonio recibido de los apóstoles sobre la resurrección de éste Jesús
que les otorga el espíritu santo para que puedan ir por el mundo difundiendo
esta verdad.
A este apóstol casi siempre se
le tacha de incrédulo, pero se debe de ver en él la imagen de todo hombre que
razona porque la conversión con referencia al Jesús resucitado no es un asunto
de sentimentalismos, apasionamientos o por arte de magia, sino más bien creer
en cristo Jesús muerto y resucitado es el resultado de un razonamiento profundo
y comprometedor.
Para el Teologo Marco Antonio Jimenez Olan, la conversión hacen el resucitado
conllevar compromisos no simplemente permite a actos devocionales porque eso es
peculiar en todas las religiones del mundo, en
cambio en el cristianismo la fe conlleva a un compromiso social de
transformación profunda e integral, así como Tomás que después de evidenciar la
presencia real del pescador de Nazaret termina diciendo: "¡Señor mío y
Dios mío!", con lo cual se entiende que Jesús es el señor de la historia y
es el Dios de los que razonan y aceptan el compromiso con él.
Cuando simplemente se habla de
fe y se confunde con sentimentalismos, regularmente todo suele quedarse en
meros actos emocionales pero sin un compromiso con el resucitado que trasmite
su espíritu para prolongar su mensaje en el mundo de hoy.
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