Somos la sal de la vida en el mundo cristiano |
Jesús
López
En este texto bíblico Jesús toma el ejemplo de este producto natural que es capaz de dar sabor a lo que le hace falta. El maestro de Nazaret aprovechó para decir a sus discípulos de aquel tiempo y a los cristianos del siglo XXI que se debe dar el respectivo sabor del cristianismo a las acciones cotidianas.
En un mundo en constante
movimiento, en el cual las novedades son de un momento pasajero, Jesús sigue
recordando que no somos los cristianos del mismo sabor que los que no lo
conocen, al contrario, deben ser y deben llevar al igual que lo dice el apóstol
Pablo, el buen olor a cristo.
Si el mundo de hoy es apático,
carente de ilusiones y anda deambulando en busca de satisfactores momentáneos, se
pierde la posibilidades de ser el personaje que pone el buen sazón a las
actividades cada día.
En el libro del nuevo testamento
de la biblia, para ser más exacto en la segunda de Corintios 2:15, el apóstol
Pablo repite que los cristianos somos el buen olor de cristo y a pesar de ser
tan frágiles y pecadores se lleva la buena nueva que cristo ha conferido
(segundo libro de Corintios 4.7).
Con lo cual vuelve a repetir el
mensaje del evangelio de ser portadores que debe dar luz y esperanza a nuestros
prójimos a través del encuentro diario. Hacer mención de la sal y la luz que
debe ser en este mundo, el hijo amado del padre nos distingue haciéndonos partícipes
de la difusión de esta buena nueva que transforma al hombre y debe transformar
todas las estructuras sociales hasta lograr que el hombre en lo general
rompiendo las estructuras, sea realmente libre.
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