La reina de Saba visita al poderoso y Sabio Rey Salomón. |
Por Jesús López Sandoval
Ante la molestia de los
profetas, el pueblo de Israel nunca conforme con nada cambio su sistema de
gobierno de una forma patriarcal por el de una monarquía en cuyas luchas
armadas contra sus rivales siempre estaba la mano de Jehová Dios para ganar las
batallas.
Hablando de como el pueblo de
Israel opta por una monarquía, es la viva expresión de todos los pueblos de
anhelar un sistema político distinto al que se tiene después del liderazgo
sostenido por Moisés, este pueblo fue gobernado por Jueces entre los que
destacan Josué y Samuel, profetas visionarios que ejercieron al cargo previo a
la llegada de una monarquía.
El pueblo de Israel vivía
rodeado de reinos cuyos destinos eran dirigidos por líderes que los encabezaban
en las luchas y proyectaban una imagen hacia afuera, de unidad y armonía. Estas
características aunadas al deseo de insatisfacción que siempre tendrá el hombre
en su interior cuando no se ven cumplidos sus proyectos, impulsaron a los israelitas
a pedirle y exigirle a Samuel que le digan a Jehová esta decisión.
El profeta Samuel los
reprendió duramente haciéndoles ver que le resultaba una afrenta al
todopoderoso que conducía al pueblo y lo llevaba a la victoria cuando tenía que
enfrentarse a sus adversarios.
El rey David es reprendido por el profeta Natán después de quitarle la mujer al soldado Urías y mandarlo al frente de guerra para que muriera. |
De manera que con esta
petición, señaló el Teólogo Marco Antonio Jimenez Olan que ellos querían tener un rey visible y un líder plenamente humano y
cuando Jehová Dios se entera por boca de Samuel, se molesta y le ordena que les
aclare que sí tendrán un rey al igual que los pueblos vecinos como ellos lo
piden.
Este rey les incautará sus
tierras y luego les dará en convenio para trabajarlas a cambio del impuesto
correspondiente, llevarán a sus hijas a palacio para tomarlas como concubinas y
a sus mejores jóvenes los entrenará para la guerra en donde morirán defendiendo
la familia del rey, así como otras actividades que los israelitas no conocían
que el rey haría con ellos.
El analista de las sagradas escrituras recordó que el profeta Samuel baja a
decirles al pueblo que Jehová estaba molesto porque ellos eligieron ser
conducidos por un rey mortal que lo sojuzgara y hará de su suerte a todo aquél
que se atreva a desobedecerlo, olvidando que Dios ha sido el guía fiel de ese
mismo pueblo desde que salió de Egipto y lo ha cuidado llevándolo a la victoria
al enfrentar a sus enemigos.
De esta forma, el pueblo israelita
cambia su sistema de gobierno de una forma patriarcal, comunitario,
representado en la figura de los Jueces que representaban a Jehová en todo
momento: Sansón, Josué, Samuel, etc... Y en el sistema monárquico, serán los
reyes quien en su debido momento invocarán u olvidarán invocar a Dios para
realizar sus actividades y salir a enfrentar a sus adversarios.
La etapa de la monarquía en
el pueblo de Israel inicia con la asunción del trono de Saúl ungido por Samuel,
el último juez y culmina cuando el imperio romano invade el territorio y ejerce
en mando a través de sus representantes.
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