El hombre más grande de todos los tiempos tuvo muchos desencuentros con los fariseos y escribas de su época que lo observaban escrupulosamente sus acciones hasta el grado de acusarlo de Glotón. |
En este pasaje se encuentra un desencuentro más entre Jesús y los fariseos, maestros de la ley y adversarios que buscaban a toda costa un motivo para sancionarlo y hacerle quedar mal ante la muchedumbre, sin embargo, el humilde pescador de Galilea con la sabiduría propia de una persona sencilla que obra de acuerdo al sentido común y a la sabiduría que procede de la experiencia diaria, les refuta recordándole la presencia del precursor Juan el Bautista, que no comía ni bebía y que fue acusado de tener un espíritu demoniaco dentro de él y no le creyeron.
Por estas supuestas razones y en cambio cuando
viene el hijo del hombre con una actitud de mansedumbre y espíritu social
conviviendo con todas las personas, comiendo y bebiendo de lo mismo que el
pueblo consumía y lo acusan de ser Glotón y Charlatán, increpándolo con la
natural eficacia de su expresión.
La sabiduría se justifica por sus hechos, recordándonos
al mismo tiempo que la boca habla de lo que está lleno el corazón; Libro de Mateo
11:17. "Tocamos la flauta y no bailaron, cantamos canciones tristes y no lloraron",
es la expresión manifiesta de Jesús ante la cerrazón de estos jefes de la
comunidad.
Manifestando la
preocupación ante la cerrazón del corazón que no conmueve ante los milagros
realizados ni la cercanía con la que se deben los mensajes del maestro que se preguntó
con qué se puede comparar a la gente de este tiempo porque ni a Juan el Bautista
hicieron caso que mediante su ayuno los convoco al arrepentimiento y lo
desecharon considerándolo un endemoniado.
Y ni ahora, que su propio paisano les hablaba con
la cercanía natural de un hombre de a pie y mostrando su poderío con los
milagros hechos en ciudades como Betsaída, Corazín, comparándolos como pueblos
dignos de un castigo dignos de un castigo ejemplar como sucedió con localidades
como Tiro y Sidón que fueron castigadas severamente.
Ampliando también la sentencia sobre Cafarnaúm
que pudo ser sometida al igual que Sodoma y Gomorra y la negativa de creer en
el mensaje aquel que vino a convivir con publicanos y todo tipo de pecadores
precisamente para hacerles partícipes de su amistad convenciéndolos de su
mensaje de salvación. Solamente aquellos humildes de corazón han
sabido reconocer el mensaje del maestro manifestado en la convivencia y la
ejecución de los milagros.
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