*LOS QUE NO TIENEN FE
LLORARAN Y APRETARAN LOS DIENTES
La gran fe del capitán del ejército que sanó a su sirviente sin acudir hasta el lugar donde se encontraba postrado. |
Por Jesús López Sandoval
En el pasaje de San Mateo capítulo 8:5-13.
Jesús de Nazaret exalta la fe de un capitán del ejercito cuando éste acudió a
suplicarle que su sirviente estaba enfermo y requería la sanación.
Este acto de generosidad del capitán es
digno de subrayarse porque no suplicaba por su esposa, algún hijo o familiar
suyo sino por un trabajador de su casa, esto seguramente le agrado al maestro
de Nazaret que se propuso a ir a donde el enfermo.
Sin embargo, quien le habría suplicado le
aclaró en términos aún más convincentes de lo que había en el interior de su
corazón: "¡Señor, no soy digno de que entre a mi casa, pero di una palabra
tuya y mi siervo sanará!". Porque al igual que hago yo con alguno de mis
subalternos sólo mando y aquél obedece, así de igual manera pasara con mi
enfermo.
Se destaca el gran acto de generosidad del soldado que no pedía salud para algún miembro de su familia sino para un subalterno. |
Esta expresión resaltada por el evangelio
fue aprovechada por Jesús quién se maravilló y expresó no haber encontrado una
fe tan grande en Israel como la de este miembro del ejército poniendo de
manifiesto que muchos que ahora parecen muy lejos de mi señor o no pertenecen
al pueblo elegido vendrán y se sentaran en la mesa del señor porque para ellos
es el reino de los cielos y,
Por Jesús en cambio, muchos que ahora se
dicen elegidos o muy creyentes, pero no se dejan sanar de su soberbia, vanidad,
orgullo, prepotencia, etc. se quedarán solamente contemplando la entrada al
reino de los cielos de los que parecen que no son dignos por fuera, pero que
por dentro su corazón es más grande porque su fe la han depositado en el
verdadero señor de señores, en aquél que todo lo puede y es capaz de sanar
hasta los que parecen ya no pueden vivir.
Con este texto de Mateo, hemos de mirar en
el capitán a aquél ciudadano que no está dentro de los muros de un templo, pero
su corazón y su mirada estarán fijas en las manos de su señor, así como la
cierva busca las aguas para saciar su sed.
Este texto es muy bueno para el análisis que
hace mucho bien el que esta persona con un corazón limpio, transparente, pide
no para sí sino para su prójimo a aquél que tiene el poder para conocer lo
profundo del corazón y sin necesidad de predicar, presumir, que es lector y
evangelista humildemente llego a la presencia del carpintero de Nazaret
poniendo toda su confianza en el alcanzar el favor que solicite.
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