LA BREVE HISTORIA DE CANTINFLAS: UN HUMILDE HOMBRE QUE SUPO GANARSE EL CARIÑO DE LA GENTE

*Honor a Quien Honor Merece Por su Enorme Calidad Humana.

Por Jesús    López Sandoval

Comalcalco, Tabasco, mayo 16.-Lo conocen en la villa de Carlos Green con el mote de Cantinflas y llego a este poblado hace más de 25 años, pero ni el mismo sabe dónde es su origen, su nombre y procedencia y se limita a decir: "¡vengo de un lugar donde hay montañas!, desde ahí me vine caminando".

 Pero la gran singularidad que llamó mucho la atención de sus habitantes es su gran espíritu de servicio, sin pedir nada a cambio, aunque las familias si le han devuelto esta gratitud, en un mundo donde predomina la discriminación social, la envidia, la des-humanización y han encontrado a este hombre un hijo prodigo y esta villa y sus familias lo adoptaron para siempre.

 Villa Carlos Green es una comunidad ubicada aproximadamente a 30 kilómetros de la cabecera municipal de Comalcalco, Tabasco, en la región Sur Sureste de la República Mexicana, lo ha abrazado desde hace muchos años, le ha dado calor y un lugar digno donde vivir, casi durante un cuarto de siglo.

Aunque no es de aquí ni de allá y tampoco nadie sabe ni  supo de donde vino, lo que lo ha distinguido es ese  Gran Don de Gente, de espíritu de servicio, acomedido, respetuoso, que no cualquier mortal lo tiene, son pocos en el mundo que tiene estas características.

  Para quienes no conocen la historia del libro clásico "La cabaña del Tío Tom", de la escritora Harriet Elizabeth Beecher Stawe, es una historia que se asemeja a la de Cantinflas, por la gran calidad humana de ambos personajes. La historia de Tom, es la de un hombre afro, muy amado por sus dueños que pese a la crudeza de su época, fue una persona muy noble que sabía dar amor, atención, había aceptado gustoso la vida que le había tocado vivir pese a la época de esclavitud que había en esa época. 

Cantinflas es una persona muy servicial, buena gente, atento, acomedido, honesto, no es grosero y esto ha hecho que a través de los años se haya ganado el cariño y simpatía de los que habitamos o habitaron en la villa de Carlos Green dice Adela Martínez a este escribidor.

 Y añadió: esto hizo que la gente le diera cobijo en su domicilio o el lugar donde lo sorprendía la noche le daban posada para que no durmiera en la calle, ya que Cantinflas, como lo conocen con el mote del extinto mimo mexicano, Mario Moreno, una señora le construyo una pequeña vivienda para que allí viviera.

  Otro buen vecino de la villa, don Isidro Alamilla, le obsequio un nombre y sus apellidos para que tuviera su propia identidad oficial, su acta de nacimiento, como si hubiera sido su propio hijo, de su propia sangre y lo apunto en el registro civil de dicha localidad, aunque después de casi un siglo de ser hijo adoptivo de Carlos Green los nativos lo ubican por Cantinflas que por su nombre propio.