domingo, 22 de octubre de 2017

ES MAS FÁCIL QUE UN CAMELLO PASE POR EL OJO DE UNA AGUJA A QUE UN RICO ENTRE AL REINO DE LOS CIELOS:GRANDES LECCIONES DE LA BIBLIA

EL MENSAJE REPRESENTA UN COMPROMISO CON LA DOCTRINA DE JESÚS MAS QUE LA POSESION PERSONAL.


  Por   Jesús    López   Sandoval

     La expresión de Jesús: "Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al reino de los cielos", según el libro de Mateo 19:24 es una invitación a seguirle, y, a dejarlo todo por su proyecto del reino de los cielos, según dice el mismo evangelio en el capítulo 19 y versículos del 27 al 30.
 Todo esto sale a colación luego de que el hombre más grande de todos los tiempos cuando recorría de la región de Galilea hasta donde se encuentra los límites de Judea cruzando el gran rio Jordán, un hombre se le acercó y le preguntó: "¡Maestro! ¿Qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?".
 Este joven del evangelio representa los ideales de todo ser humano que abordó a Jesús para preguntarle sobre cómo alcanzar el reino de los cielos, lo cual implica asumir un compromiso con la doctrina de Cristo más que con la posesión personal.
  Las personas no necesariamente tienen que renunciar a su dinero, posesiones o poder para vivir el mandato de Jesús, quizás al contrario,, tengan la mejor oportunidad para demostrar el amor al prójimo haciendo obras en favor de los demás.
Las personas no necesariamente tienen que renunciar a su dinero sino al contrario, demostrar el amor al prójimo.
      Para el Teólogo Marco Antonio Jiménez Olán consultado al respecto sobre esta frase biblíca señaló que No es una sentencia o prohibición que le reste posibilidad alguna a una persona en la actualidad o, a esa persona del nuevo testamento, o un sector de la vida social porque según dicen los  versículos que lo anteceden, hay que desprenderse del amor a los bienes que impidan seguir al maestro y vivir su evangelio.

 Lo cual supone que también una persona con posesiones económicas y hasta poder puede seguir a Jesús, siempre y cuando el mandato del amor al prójimo se anteponga al interés personal.

 

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