lunes, 9 de abril de 2018

HASTA 70 VECES SE DEBE PERDONAR

 La mayoría de los diccionarios definen la palabra perdón como la acción por la que una persona disculpa a otro de una conducta considerada como ofensa y este acto ya se utilizaba desde los tiempos bíblicos, ya que Jesús hizo uso de esta palabra cuando una vez cuando predicaba fue cuestionado por uno de sus discípulos sobre esta escena.

Por  Jesús    López    Sandoval  
     En el pasaje bíblico de Mateo 18:21-22, Jesús le dice a sus apóstoles respecto a la pregunta que Pedro le hace, acerca de si solamente hasta 7 veces hay que perdonar y el nazareno aprovecha para dejar una enseñanza que nos hace más humanos y menos enfermo de nuestras rabias y rencores.
 "No sólo" 7 sino hasta 70 veces 7, le responde y le ilustra con la parábola del patrón que perdono a sus dos siervos que le debían un dinero, resultando uno de esos siervos implacable con su compañero quien le debía menor cantidad a él, según el libro de mateo 1823-35.
  De esta forma, con una sapientísima parábola, el maestro explica la necesidad que tiene el ser humano de perdonar siempre a su prójimo, siempre porque el número 7 bíblicamente indica perfección y 70 veces 7 multiplica esa perfección indicando que el perdón debe ser en todo momento, en todo lugar y a todo ser humano.
 Porque las ofensas recibidas es de un semejante a nosotros, de nuestra misma naturaleza, es decir, de alguien que se sabe que es tan débil como nosotros o quizás peor, pero en este caso se ofende a una simple persona que como yo, también ofende a otros, señaló el Teólogo Marco Antonio Jiménez Olán.
 Indico que recibiendo el perdón de otros, que también son humanos como yo, de mi misma naturaleza, en cambio, cuando yo ofendo a la Divinidad que es el ser perfecto la ofendo de pensamiento, de palabra, de obra, de omisión, mi delito es mayor porque yo si estoy ofendiendo a un ser supremo, no de mi misma naturaleza sino infinitamente más.
 Esto es, que yo ofendo con mis faltas, con mis debilidades, al Ser, Todopoderoso, al Rey del universo, el Creador por lo cual yo si merezco no sólo una sanción mayor sino el peor de los castigos al ofender a ese Dios que es amor y me ama como nunca nadie me ha amado.





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