No hay mentira que dure 100 años porque siempre saldrá a flote. |
JESÚS LÓPEZ
Para Dios no hay nada oculto, no existe espacio en el cuál se pueda ocultar la verdad anteponiendo una mentira. Hay que recordar que la verdad es la congruencia que hay entre lo que se dice y se hace, entre lo que se ve y se describe y por muy torcida que pueda ser nuestra interpretación sobre un hecho determinado, la verdad real no puede cambiar un argumento falso.
Para Dios no hay nada oculto, no existe espacio en el cuál se pueda ocultar la verdad anteponiendo una mentira. Hay que recordar que la verdad es la congruencia que hay entre lo que se dice y se hace, entre lo que se ve y se describe y por muy torcida que pueda ser nuestra interpretación sobre un hecho determinado, la verdad real no puede cambiar un argumento falso.
Según
este texto bíblico, se viene a fortalecer el refrán popular que dice que no hay mentira que dure 100 años y si,
por el contrario, se confirma que la verdad que por muy oculta o profunda que
este siempre saldrá a flote, sobre todo pensando que así como llega la luz del
sol al amanecer disipando las tinieblas de la oscuridad de la noche de igual
modo se impone la verdad por muy dura y cruel que sea.
Puede reforzar ese argumento con toda una
serie de alegorías que por un tiempo ocultan
la verdad, sin embargo, al paso del tiempo la misma falacia de este
argumento cae sobre su propio peso.
El Teólogo Marco Antonio Jiménez Olan consideró
que el texto bíblico de estos evangelios sinópticos, ya que están los de
Mateo, Lucas y Marcos, forman parte de la cultura popular del pueblo judío y
llega hasta nuestros días trayendo el cúmulo de experiencias de que esta verdad
es clara y concreta.
No hay techo suficiente o cavidad bajo la
tierra que pueda soportar la corrupción de una mentira, razón por la cual el
mismo tiempo la vomite para que pueda verse una verdad que impone justicia a pesar
del paso del tiempo.
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