domingo, 16 de septiembre de 2018

TODO ARBOL QUE NO DA FRUTOS DEBE SER CORTADO Y ECHADO AL FUEGO

Foto tomada de Internet.





            Jesús      López 
   Este pasaje bíblico recuerda el camino al madero cuando las mujeres llamadas piadosas lloraban ante el suplicio rumbo al calvario, al encontrarlas de frente y mirar el sufrimiento de ellas Jesús las consuela pidiéndoles que no lloren por él sino más bien por sus hijos.
    Porque ante esta injusticia y los malos manejos de las autoridades judías así como él sufría, los hijos de ellas podrían sufrir los atropellos de quienes debían ser los primeros en conducirse de acuerdo con la ley, sin embargo, habían hecho de ella el espacio propicio para acallar las voces incongruentes.
   Jesús compadecido de las mujeres que sinceramente lloraban por él, mirándole cansado, sudorosos, maltrecho cortando la corona de espinas que los soldados romanos le habían colocado en su cabeza y sobre todo cargando el pesado madero, al dirigirse a ellas las previene de la posibilidad de sufrir injusticias porque el hombre inicuo no se mide para alcanzar sus objetivos y está dispuesto atentar en contra de la misma vida de los demás.
   También este pasaje nos recuerda la exhortación de permanecer unidos al gran árbol que es el, porque el gajo que se separa se seca y ya no sirve más que para echarlo al fuego, como hincapié a otros momentos en el que el maestro de Nazaret indica que todo árbol que no da fruto será cortado y echado al fuego.
   La figura del árbol cuyo contexto bíblico solo puede ser valorado cuando está vivo, verde, frondoso y da frutos, caso contrario para nada sirve como la higuera la cual es repudiada por Jesús al no dar frutos (simbolizando al pueblo de Israel y a los discípulos infértiles).

No hay comentarios:

Publicar un comentario