miércoles, 6 de febrero de 2019

EL SER UN GRAN LECTOR TE PUEDE SALVAR DE UN INFARTO



Por Jesús   López Sandoval
  El ser grandes lectores de libro ayudaría a la persona, a la gente, a conservar la calma ante situaciones de vida muy difíciles y angustiantes como el intento de un Paro Cardiaco o cuando te han robado un coche u otras situaciones muy adversas que les pueda tocar vivir, se aprende a tomar la cosas con calma.
 Juan Antonio se encontraba con su pareja en plena intimidad cuando sintió primero una opresión en el pecho, su cuerpo comenzaba a vibrar, estaba entrando a la etapa de un infarto al miocardio.
 En eso estábamos cuando comenzó mi cuerpo a vibrar, a temblar, estaba entrando en paro cardiaco, mi corazón se quería detener, lo que hice fue buscar relajarme, tranquilizarme, para intentar no se detuviera los latidos rápidos del corazón.
 Su esposa entró en pánico y su primera reacción fue el intento de querer tocar la región pectoral, pero no le permitió ya que lo que ocasionaba era que lo ahogara, mi cuerpo estaba como un gusanito, refiere Juan Antonio quien busco mantener la calma en todo momento.
 Yo lo que hice, recordó, fue tomar las cosas con calma, no desesperarme en ningún momento, nunca me desespere, me acorde de la buena relación que llevo con Dios y eso me mantuvo quieto, tranquilo, estar relajado en todo ese momento y todo volvió a la normalidad.
 Al otro día lo que hice fue a visitar al médico especialista, quien lo primero que le recomendó se internara en un hospital para evitar que le pudiera sobrevenir otro infarto, pero en todo momento se negó y lo único que le acepto es que le recetara algunos medicamentos.
 Como aprendiste a mantener la calma ante una situación muy difícil como esta, le pregunta este escribidor, a lo que Juan Antonio responde con una naturalidad: "Los libros, el leer mucho me enseñó a conservar la calma ante situaciones muy difíciles como la que viví, muchos se hubieran desesperado, angustiado y caído en paro.
 En este tipo de situaciones, prosiguió, la persona debe ocuparse y si no se tiene la capacidad en ese momento, valerle suerte lo que le está pasando, no darle tanta importancia para no caer en pánico, no pensar en algo más drástico como la muerte, nada de eso.
 No existió en mi mente, sé que algún día me tengo que morir, pero no en ese momento, yo no me ocupo de la muerte ni me asusto, sino me ocupo de la vida, y cuando me toque Dios dirá, dijo, cruzándose de brazos.

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