jueves, 23 de agosto de 2018

VIVIR CON UN TUMOR EN EL CEREBRO NO ES UNA EMPRESA FÁCIL

En una cirugía, sólo habría una posibilidad  del UNO por ciento de salir bien, podría ser fatal.






Jesús   López
Comalcalco, Tabasco, agosto 23.-Cuando contaba con 37 años de edad María Elena, ahora tiene 40, se dio cuenta que tenía una masa (tumor) no amigable en el cerebro que le provocaba que se estuviera cayendo constantemente al suelo sin tropezar con algo, además que perdiera la vista por varios minutos o se le paralizara la mitad de la cara.
   Supo lo que tenía hasta que un médico le pidió que se realizara una tomografía de la cabeza, fue cuando se dio cuenta que la situación de su salud no estaba tan fácil y que había algo malo en su cerebro: "me dije a mi misma, chin... hay algo malo", recuerda muy bien y con claridad esa fecha.
  Ya no veía bien, se sentía muy cansada, agotada, quizás porque trabajaba algunas guardias de noche, hasta que visito a un médico especialista que le dio una orden de estudio para que se realizara una tomografía axial computarizada cuyo resultado fue un tumor en el cerebro.
 Con el resultado “me espante, llore y llore, me sentí angustiada aunque desde pequeña tenia migrañas, aunque era por esto y no me daba cuenta; ya con los resultados fui con un neurocirujano y un neurofisiologo", recuerda todavía esa mañana del año 2015.
 Del dolor intenso le daban ganas de darse contra la pared que llego hasta el grado de tener un trastorno psicológico a causa del edema cerebral que tuvo que visitar varios neurólogos en el país: Ciudad de México, Mérida, Guadalajara hasta quedarse con el tratamiento de los especialistas de la capital de la república...y así se la ha llevado hasta la fecha.
   El tumor le da mucho dolor, ganas de vomitar y el neurofisiologo le dijo que se tiene que acostumbrar a vivir con este problema, es y será parte de su vida, "cuando es intensísimo el dolor salgo más temprano de mi trabajo y me inyectan morfina para el fuerte dolor y mejor me acuesto para que descanse mi cuerpo".
  María Elena le dice a este escribidor que gracias a Dios encontró a un buen neuro fisiólogo que pese a lo dramático de su caso, la alienta, le dice que tiene cerebro para más y debe aprender a vivir con lo nuevo que tiene, con recomendaciones como no desvelarse, no hacer coraje, ya que al principio del diagnóstico le daba miedo, lloraba y lloraba, pero ahora ya se acostumbró.
   Ya tiene un seguro, tiene todo en regla, además de todos los papeles por si le llegara a pasar algo, su hija ya va a cumplir los 18 años dentro de no mucho tiempo, ya sabe todo lo que tiene que hacer porque el tumor sigue creciendo y comprimiendo su cerebro, ya no hay espacio en su cráneo y se puede reventar.
   María Elena está consciente que de esta enfermedad sólo hay posibilidades de sobrevivir en uno por ciento según los neurocirujanos, si le hacen una trepanación en la cabeza existen muchos riesgos de morir, aunque si se la va a hacer cuando su hija cumpla la mayoría de edad. ¿Qué hago?, se preguntó ella misma, ... no hay otra posibilidad.

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