En una cirugía, sólo habría una posibilidad del UNO por ciento de salir bien, podría ser fatal. |
Jesús López
Comalcalco, Tabasco, agosto 23.-Cuando contaba con 37 años de edad
María Elena, ahora tiene 40, se dio cuenta que tenía una masa (tumor) no amigable en el cerebro
que le provocaba que se estuviera cayendo constantemente al suelo sin tropezar
con algo, además que perdiera la vista por varios minutos o se le paralizara la
mitad de la cara.
Supo lo que tenía hasta
que un médico le pidió que se realizara una tomografía de la cabeza, fue cuando
se dio cuenta que la situación de su salud no estaba tan fácil y que había algo
malo en su cerebro: "me dije a mi misma, chin... hay algo malo",
recuerda muy bien y con claridad esa fecha.
Ya no veía bien, se sentía
muy cansada, agotada, quizás porque trabajaba algunas guardias de noche, hasta
que visito a un médico especialista que le dio una orden de estudio para que se
realizara una tomografía axial computarizada cuyo resultado fue un tumor en el
cerebro.
Con el resultado “me
espante, llore y llore, me sentí angustiada aunque desde pequeña tenia migrañas,
aunque era por esto y no me daba cuenta; ya con los resultados fui con un
neurocirujano y un neurofisiologo", recuerda todavía esa mañana del año
2015.
Del dolor intenso le daban
ganas de darse contra la pared que llego hasta el grado de tener un trastorno
psicológico a causa del edema cerebral que tuvo que visitar varios neurólogos
en el país: Ciudad de México, Mérida, Guadalajara hasta quedarse con el
tratamiento de los especialistas de la capital de la república...y así se la ha
llevado hasta la fecha.
El tumor le da mucho
dolor, ganas de vomitar y el neurofisiologo le dijo que se tiene que
acostumbrar a vivir con este problema, es y será parte de su vida, "cuando
es intensísimo el dolor salgo más temprano de mi trabajo y me inyectan morfina
para el fuerte dolor y mejor me acuesto para que descanse mi cuerpo".
María Elena le dice a este
escribidor que gracias a Dios encontró a un buen neuro fisiólogo que pese a lo
dramático de su caso, la alienta, le dice que tiene cerebro para más y debe
aprender a vivir con lo nuevo que tiene, con recomendaciones como no
desvelarse, no hacer coraje, ya que al principio del diagnóstico le daba miedo,
lloraba y lloraba, pero ahora ya se acostumbró.
Ya tiene un seguro, tiene
todo en regla, además de todos los papeles por si le llegara a pasar algo, su
hija ya va a cumplir los 18 años dentro de no mucho tiempo, ya sabe todo lo que
tiene que hacer porque el tumor sigue creciendo y comprimiendo su cerebro, ya
no hay espacio en su cráneo y se puede reventar.
María Elena está
consciente que de esta enfermedad sólo hay posibilidades de sobrevivir en uno
por ciento según los neurocirujanos, si le hacen una trepanación en la cabeza
existen muchos riesgos de morir, aunque si se la va a hacer cuando su hija
cumpla la mayoría de edad. ¿Qué hago?, se preguntó ella misma, ... no hay otra
posibilidad.
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